Por Sandra Mustelier
Ante los desafíos de esta sociedad globalizada, donde los estereotipos y los patrones consumistas nos corroen la mente y consumen el alma, es un reto, un desafío y una responsabilidad como gestores culturales y ciudadanos dominicanos de buena voluntad, preservar las más auténticas tradiciones culturales. El carnaval es la manifestación de una cultura popular tradicional que lejos de extinguirse, ha de preservarse, revitalizarse y afianzarse. Precisamente, dos de los principales ejes de la política cultural del Estado Dominicano son los que expresan que debemos "Promover los valores de identidad, pluralismo y diversidad como fundamento de una ciudadanía cultural y también, establecer un programa de promoción de las manifestaciones de la cultura popular dominicana, expresadas en la memoria histórica y los bienes intangibles.", principios estos instrumentados, a través, de un sistema de programas y proyectos, de eventos y de un trabajo sostenido de investigación, y difusión del folklore que desarrolla el Ministerio de Cultura en el país.
El carnaval, es uno de los mayores acontecimientos del pueblo dominicano. Resume el quehacer de todo un año, de muchos años de tesón y de entrega de nuestros portadores, artífices de las más originales tradiciones culturales, trasmitidas, las más de las veces, de generación en generación, y ese fenómeno le otorga un sello de distinción, le confiere valores que trascienden los límites de las manifestaciones del arte popular, y se convierte en un modo de vida para quienes han sido sus protagonistas ancestralmente, y son líderes culturales, y arrastran consigo a la familia, a las nuevas generaciones, y cuando termina el Gran desfile, siguen día tras días durante todo un año ideando y accionando para en la próxima edición hacerlo mejor y lograr ser acreedores de uno de los premios, y los premiados trabajan, entonces, por mantener su premio. Cada edición del carnaval es un derroche de luz y color caribeños, de música y baile folklóricas, de imágenes que nos definen como nación, íconos que recorren el mundo en carteles, y materiales publicitarios, y en las voces de los que lo viven y lo (disfrutan) gozan, para decirle al mundo que el carnaval de la República Dominicana es el de más sabor, colorido y autenticidad cultural de la región caribeña.
El carnaval dominicano está llamado a ser uno de los principales destinos del turismo cultural del país, porque a los turistas hemos de mostrarle el verdadero, el original rostro de nuestra cultural nacional y eso es el Carnaval Dominicano, el rostro y alma de la Cultural Nacional Dominicana.
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